We better talk this over. Charlottte, 10-12-1978

Es uno de mis temas preferidos del Street Legal (1978), aunque este álbum rebosa de buenas canciones y mejores intepretaciones. Era difícil superar la versión oficial grabada el 26 de abril de 1978 en la segunda sesión de Street... en los Rundow Studios de Santa Mónica, pero Dylan pisa el escenario del Coliseum de la ciudad de Charlotte (Carolina del Norte) y ejecuta una versión de lo mejor que he escuchado de esta gira por Europa y Estados Unidos. We better talk this over fue estrenada en directo en el Pavillon de París el 4 de julio de ese año, con una banda bien orquestada y unos coros espléndidos de Helena Spring, Jo Ann Harris y Carolyn Dennis, pero en Charlotte puso ingenio, virtuosidad y maestría. Me gustan los solos de piano de Alan Pasqua y los
de guitarra de Billy Cross, conduciendo un tema al que Dylan imprime acertadamente un ritmo sin pausa. Y sobre la música, una letra que es todo un poema, un llamamiento a conversar con la otra parte, pero desde la distancia que ya existe en una relación en la que él quiere hacerse comprender: "Entenderás que sólo soy un hombre que hace lo que puede", es elocuente el verso: "Estoy perdido en la bruma de tus dulces maneras", que me recuerda al que años después incorporará en la fantástica canción Born in time (Under the red sky,1990): "En la brumosa red del destino tendrás cuanto de mí quede", para luego dejar una puerta abierta "Será fantástico tropezarnos un día de éstos, mirarnos y reir", aunque se siente invadido por el pesimismo: "Dejémoslo aquí, antes de pudrirnos".

Dylan interpretó esta canción en directo durante la gira de 1978, siendo recogida en varios discos piratas. El más difundido de éstos, Hush, hush, sweet Charlotte (que recuerda la película que, con el mismo nombre, protagonizan Bette Davis, Olivia de Haviland y Joseph Cotten, con la voz de Patti Page cantando esta canción), tiene una excelente calidad sonora. Dark at the break of noons recoge, por otra parte, las sesiones de ensayo de We bettter talk this over en abril de 1978 previas a la gira. Después de este año se detecta un largo vació en la interpretación de We better... Según los registros documentales de los que dispongo, la canción sólo se volverá a escuchar la noche del 10 de marzo de 2000 en el Sun Theatre de Anaheim (California), con un Dylan acompañado espléndidamente por los guitarristas Charlie Sexton y Larry Campbell, una versión, sin embargo, nada comparable a la de Charlotte. Tampoco ha sido We better talk this over una canción adaptada por otros músicos. Sólo he encontrado una versión, la que interpeta el autor bonaerense Esteban Páez, aceptable en su interpretación en una canción a la que ha cambiado radicalmente la letra.


Mejor lo hablamos.

Será mejor que lo hablemos,
tal vez cuando estemos sobrios
entenderás que sólo soy un hombre
que hace lo que puede.

Esto sólo puede empeorar
¿por qué debemos sufrir innecesariamente?
Dejémoslo aquí y que cada uno siga su camino
antes de pudrirnos.

No temas mirarme a la cara
nada nos hemos hecho que el tiempo no pueda borrar.

Estoy descolocado, me siento abatido.
Tenías dos caras, hacías doble juego.
Yo me arriesgué, me pilló el trance
de un baile cuesta abajo.

¡Ay, niña!, ¿por qué quieres hacerme daño?
Estoy exiliado, no puedes convertirme.
Estoy perdido en la bruma de tus dulces maneras
con los ojos vidriosos.

No has de anhelar el amor, no tienes que estar sola.
En algún punto del universo hay un sitio para tí.

Supongo que partiré mañana,
aunque tenga que rogar, robar o pedir prestado.
Será fantástico tropezarnos un día de éstos,
mirarnos y reir.

Pero no creo que eso suceda,
como una mano que aplaude sola.
Las promesas que hicimos están rotas y barridas
bajo la cama donde dormimos.



Escucha aquí We better talk this over en Charlotte, 1978.





Pie de foto: Dylan, durante su actuación en Charlotte, 1978.

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I pity the poor inmigrant. Fort Collins, 23-5-1976

No ha dado Bob Dylan muchas oportunidades de escuchar esta canción en directo. Apenas se ha prodigado con un tema (a excepción de 1976) que podría encajar gratamente sobre un escenario. Quizá si la hubiera interpretado en clave acústica... Sólo he podido escuchar cinco versiones en directo de I pity the poor inmigrant, ésta que destaco interpretada en Fort Collins (Colorado) con la Rolling Thunder Revue en 1976, donde los arreglos a los que ha sido sometida la melodía casi la hacen irreconocible a cómo fue grabada oficialmente, tres más correspondientes a esta gira (Orlando, Pensacola y New Orleans -esta última rivalida con la de Fort Collins-) y la que ofreció a los cerca de cincuenta mil espectadores en la Isla de Wight a finales de agosto de 1969, la cual rezuma buenas intenciones, pero le falta acoplamiento con The Band (afinidad que resurgirá en la gira de 1974), en cualquier caso me resulta cansina de escuchar. El tema de la canción tiene un trasfondo social que compatibiliza con Deportees, canción de Woody Guthrie que también se oiría en la gira de la Rolling durante 1976. Esta versión en Fort Collins tiene la fuerza de la banda, que amén de buenos músicos, dispone de los registros imprescindibles para bordar una aceptable composición, a la que se suma la voz de Joan Baez, que a dúo con Dylan confieren un ritmo pegadizo y coherente a los temas que desarrolla la Rolling durante esta segunda etapa de gira. Con todo y con eso, me agrada enormemente la versión oficial de I pity the poor inmigrant incluida en el disco John Wesley Harding, grabada el 6 de noviembre de 1967 en los estudios de Columbia en Nashville con Dylan a la guitarra acústica y armónica; Charlie McCoy, al bajo, y Kenneth Buttrey, en la batería. Dylan volcó en esta versión toda su intensidad poética acoplada a una desgarradora forma de conducir la melodía para hacer efectivo el mensaje reivindicativo de la canción.

I pity the poor inmigrant está inspirada en la balada celta Tramps and Hawkers (también conocida por Come all ye tramps and hawkers -Venid, vagabundos y buhoneros-), cuyos sones Dylan había usado con anterioridad para componer el tema The Ballad of Donald White, que nunca grabó oficialmente, aunque sí para la emisión radiofónica Broadside Show de la cadena WBAI-F de Nueva York. Tramps and Hawkers es una hermosa balada, me gusta escucharla en la voz y guitarra de Ewan McLennan , quien trasmite toda la fuerza popular de este folclore escocés, (podéis escucharla pinchando el enlace que figura al final de esta entrada), y la versión que de la misma hizo el grupo The Dubliners. Y sin dejar el ambiente celta, sólo he encontrado una versión de la canción I pity the poor inmigrant en otras voces, como la bellamente interpretada por el grupo Planxty en Dublín, agosto de 1980, y que podéis escuchar al final del artículo.


Compadezco al pobre inmigrante
.

Compadezco al pobre inmigrante, que nunca quiso partir, que utilizó su fuerza para el mal y siempre acaba abandonado. El hombre que engaña con los dedos y que miente más que habla, que odia apasaionadamente su vida y con igual pasión teme su muerte. Me apena el pobre emigrante cuya fuerza se malgasta, su cielo se acoraza, sus lágrimas son lluvia, que come sin saciarse, el que oye pero no ve, que se enamora de la riqueza y me da la espalda. Compadezco al pobre inmigrante que pisotea el barro y se llena la boca de risa, que levanta su ciudad con sangre, cuyas últimas visiones se quebrarán como el cristal, compadezco al pobre inmigrante cuando se agota su alegría.


Abre el vídeo para ver la interpretación de I pity the poor inmigrant en Fort Collins, 1976



Escucha aquí I pity the poor inmigrant por el grupo Planxty en Dublín, agosto de 1980





Pincha en este enlace para ver el vídeo de la canción Tramps and Hawkers interpretada por Ewan McLennan

http://www.youtube.com/watch?v=43B_zaM2KlA


Pie de foto: Popster de Bob Dylan y Joan Baez representativo de la gira de la Rolling Thunder Revue en 1976. (Autor: Brian West).

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Trail of the Buffalo. Portland (Maine), 3-7-1988


La primera vez que Bob Dylan grabó este tema, perteneciente al cancionero tradicional americano, fue en 1961 en casa de Bob y Sid Gleason, en East Orange (New York), donde el músico Woody Guthrie pasaba los fines de semana aquejado de una grave enfermedad, y de quien Dylan captaría los arreglos de su versión de Trail… para adaptarla a su estilo. La cinta pirata que recoge aquella grabación (que durante años circuló con el nombre The Dylan’s root) tiene una aceptable calidad sonora y en sus pistas se pueden escuchar los registros de un joven cantautor que ya apunta maneras de su acercamiento al folk. Dylan nunca ha grabado oficialmente Trail of the Buffalo. Esporádicamente la interpretó durante los primeros años de la década de los sesenta y no sería hasta 1967 cuando volvamos a tener registro sonoro de la misma, durante las sesiones de grabación de canciones con The Band en la Big Pink de West Saugerties (Woodstock), pirateadas durante años hasta que fueron publicadas parcialmente en el álbum The Basement Tapes, si bien Trail of the Buffalo (que en las cintas figura con el nombre de The hills of Mexico), no fue incluida por Columbia y en la actualidad puede ser escuchada en las cintas piratas The Genuine Basement Tapes (volumen 1).

En el verano de 1988, Dylan incorpora la canción a los conciertos de la Never Eding Tour, gira que en esta ocasión también es conocida como la Interstate 88. La versión de Trail of the Buffalo interpretada el tres de julio en el Old Orchard, Portland (Maine), es una de mis preferidas, acompañada a la segunda guitarra por G. E. Smith y en la que Dylan vuelca toda su sabiduría folk para destacar un tema que bien podía haber quedado relegado eternamente al olvido. Para entonces y por fortuna, Dylan ha empezado a recuperar antiguas canciones y baladas americanas con las que sorprenderá e ilustrará sus conciertos de finales de los ochenta. Esta versión en Portland es de las primeras que se escucharán tras ser ensayada durante el mes de noviembre de 1987 en Nueva York con la banda capitaneada por G. E. Smith. Durante los ensayos, Trail... es acompañada inusitadamente por un acordeón (se desconoce el nombre del músico que lo tocó) que imprime a la canción cierto aire sureño que la contextualiza con la historia que narra: las vicisitudes de un grupo de vaqueros que en 1873 salen en expedición desde Jacksboro (Texas) para cazar búfalos.

Bob Dylan introduciría cambios sustanciales en la canción para la gira de 1989, acelerando el ritmo y con banda en detrimento de su pureza acústica, cambiando afortunadamente de registro en el concierto del 30 de octubre de 1991 en Tulsa con una excelente versión acompañado solo de la guitarra. El dylanólogo Paul Williams señala la versión de Trail... del 2 de agosto de 1988 como una de las mejores interpretadas por un Dylan acertadamente inspirado en las melodías acústicas de ese verano por escenarios estadounidenses. No dispongo de esa versión, correspondiente al primero de los tres conciertos que Dylan ofrece en el Greek Theatre Hollywood, de los Ángeles, los días 2, 3 y 4 de agosto. Sí tengo en la colección la cinta del segundo, y la parte acústica refrenda una indiscutible ejecución magistral. Dylan se inspiró en Trail of the Buffalo para componer en 1975 la canción Isis, una de las joyas musicales del aclamado Desire.

Escucha aquí la versión de Trail en el concierto de Porland, 1988.





Trail of the Buffalo.

Come 'round, you old-time cowboys, and listen to my song.
Please do not grow weary -- I'll not detain you long,
Concerning some young cowboy who did agree to go,
Spend the summer pleasantly on the trail of the buffalo.

Well, I found myself in Griffin, in the year of eighty-three
When a well-known famous drover come walkin' up to me.
Sayin', "How d' ya do, young cowboy, how'd you like to go
Spend the summer pleasantly on the trail of the buffalo?"

Well, me bein' out of work right then, to this drover I did say,
"This a-goin' out on the buffalo range depends upon your pay.
But if you pay good wages, transportation to an' fro',
I think I might go with you on the hunt of the buffalo."

"Yes, I will pay good wages and transportation too
If you'll agree to work for me until the season's through;
But if you do get homesick and try to run away,
You'll starve to death on the prairie and also lose your pay."

Well, with all this flatterin' talkin', he signed up quite a train,
Some ten or twelve in number, some able-bodied men.
Our trip it was a pleasant one as we hit the western road,
Until we hit old Boggy Creek in old New Mexico.

Well, there our pleasures ended and our troubles they begun,
A lightnin'-storm did hit us, made the cattle run.
I got all full of stickers from the cactus that did grow,
Outlaws watchin' to pick us off from the hills of the buffalo.

Well, our workin' season ended, but the drover would not pay,
He said: "You went and drunk too much, you're all in debt to me."
But the cowboys never did hear of such a thing as a bankrupt law,
So we left that drover's bones to bleach on the hills of the buffalo.


Pie de foto: Dylan durante el concierto en Porland, 1988.(Autor: John Hume).

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Muere Jim Marshall, pero su arte perdurará en un retazo de la historia del rock traducido en imágenes

Conocido por sus trabajos a mediados de los años sesenta del pasado siglo, Jim Marshall ocupa desde entonces un lugar destacado en el Olimpo del rock. Suyas fueron instantáneas inolvidables de una pléyade de músicos y conciertos, a los que Marshall supo captar imagen y alma, y esto último es lo que le valió no sòlo la confianza de quienes se interpusieron en su objetivo (Janis Joplin, The Who, Jimy Hendrix, The Beatles, The Rolling Stone, Jim Morrison, Johnny Cash y Bob Dylan, entre otros), todos ellos y nosotros estamos en deuda con un artista cuyas fotografías constituyen un documento histórico sin el cual no se comprendería ese universo creativo, sensual, diabólico e inconformista del rock. Autor de más de quinientas portadas de álbumes, Marshall sostuvo siempre que “esta carrera nunca ha sido un trabajo, ha sido mi vida”, un pulso que se paró el pasado mes de marzo mientras dormía en un hotel de Nueva York, ciudad donde esperaba presentar su último trabajo, Match Point, elaborado junto con el también fotógrafo Timothy White. Atrás quedan instantes como el de Jimi Hendrix quemando su guitarra durante el concierto en Monterey; su entrada insólita al camerino de The Beatles, cuando el cuarteto ya había ofrecido su último concierto en Candlestick Park en 1966, y las imágenes de la peregrinación (música y paz) a Woodstock o la de Johnny Cash en actitud irreverente durante su actuación en la cárcel de San Quintín en 1969. También le puso la imagen al jazz inmortalizando maestros de la música negra y cultivó como ninguno el blanco y negro que tantas satisfacciones artísticas le dio. Marshall nació en Chicago en 1936 y vivía en San Francisco.



Jim Marshall y Bob Dylan.- La relación entre fotógrafo y músico data de 1963 cuando Marshall asiste al concierto de Dylan en el Town Hall de Nueva York. “Pensé que Bob Dylan era uno de los cantantes compositores más grandes que había oído nunca”, declaró entonces. A partir de este encuentro, Marshall retrató en varias ocasiones a Dylan, creándose entre ambos un clima de cordialidad. “Al principio, Dylan era distante y frío –asegura Marshall-, no obstante confiaba en mí porque la confianza era mi fuerte, él sabía que yo nunca haría nada que no le gustara”. Sin embargo, la fama comenzó a distanciar las relaciones entre ambos. “Porque a medida que la fama crecía, también lo hacia su paranoia”, sostiene el fotógrafo, a quien se le fue haciendo más difícil acercarse al músico. Recuerda Marshall con nostalgia la fotografía de Bob Dylan dando patadas a un neumático que encuentra en la calle y que pasó a ser una de las imágenes más icónicas que tomó al músico. A propósito de ésta, Marshall señala: "Aquel día tenía que hacer algunas instantáneas para el Saturday Evenin Post y cuando Dylan, Suze Rotolo y Dave van Rock se disponían a entrar en una cafetería de Manhattan para desayunar, Dylan empezó a rodar el neumático, fueron unas fotografías que me gustan mucho porque captan la inocencia que Dylan tenía en aquellos tiempos", Tiempos que cambiaron, porque, poco a poco, Marshall fue perdiendo el interés por uno de sus modelos favoritos, ya que la gente del entorno del músico procuraba que el fotógrafo dispusiera de las menos posibilidades de acercarse a Dylan. “La última vez que lo fotografié fue en 1980 y no creo que vuelva a hacerlo jamás”. Atrás quedaban días y noches de trabajo conjunto, imágenes inolvidables de las actuaciones en clubes nocturnos y en conciertos, sólo en el festival de Newport de 1963 Marshall tomó cerca de doscientas fotos de Dylan sobre el escenario y entre bastidores.



Algunas fotos de Bob Dylan durante 1963 y 1965 por Jim Marshall.



Pie de foto: Jim Marshall. Abajo, Bob Dylan en Manhattan, en una de las fotografías más icónicas de 1963..

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